Con un gran desgaste físico, el Taladro se hizo cargo de la iniciativa, presionando al Xeneize en la salida, partiendo desde la buena conducción de Vittor y usufructuando al máximo las bandas, sobre todo, las espaldas de Fabra. Esa situación generó que los mediocampistas externos de la visita debieran atender las responsabilidades defensivas. Y los de gustavo Alfaro se quedaron sin elaboración, por momentos, muy encerrados en su campo.
Así, los conducidos por Hernán Crespo generaron un sinfín de aproximaciones y cuatro oportunidades concretas de gol: un tiro en el palo, una pirueta de Vittor que salió desviada, una entrada franca de Bertolo y una gran tapada de Andrada a Urzi. Tanto esfuerzo del dueño de casa no se tradujo en justicia