Fueron varias las veces que el hombre le repitió con un elevado tono de voz a su hijo que no hable. “Callate, cállate la boca. ¡No seas imbécil!”, lo retaba.
Lo que había ocurrido minutos antes era que el joven acusaba de “abusivos” a los policías porque aseguraba que lo habían tacleado y que el procedimiento fue violento, mientras que los uniformados insistían en relatar cómo había sido y valerse de las cámaras de seguridad del lugar. “No se trata de taclear, se trata de que tu estas en un toque de queda, un estado de emergencia, estabas tomando licor. ¿Quieres terminar en la comisaría durmiendo 24 horas? Entonces cállate la boca imbécil”, insistía el padre para hacer a su hijo entrar en razón.
“Tú ya no eres un menor de edad. ¿Quieres que te reviente a patadas adelante de todo el mundo? No seas imbécil. Hay momentos en los que uno tiene que callarse”, exclamaba el papá.