A este incidente se sumaron incursiones de grupos armados en universidades y otras instituciones públicas, así como saqueos en Quito.
Esto se produjo a raíz de que el presidente declarara el estado de excepción el lunes al producirse graves incidentes en seis cárceles, con secuestros de policías y las fugas de los líderes de dos grandes bandas delictivas.
Puntos claves para entender el conflicto
Ecuador sufre una crisis de seguridad que se ha agravado especialmente en los últimos tres años. En 2023 batió su récord histórico de homicidios con 7.878, de los que solo se resolvieron 584.
El país ha pasado a ser un importante centro regional de almacenamiento, procesamiento y distribución de droga, lo que ha fortalecido a las más de 20 bandas criminales que operan en él. Estas bandas, que tienen en las cárceles sus principales centros de mando y operaciones, están vinculadas a los grandes carteles de la droga de México y Colombia.
Algunas de las más conocidas son los Choneros, los Lobos, los Lagartos o los Tiguerones, y protagonizan episodios de extrema violencia, ya sea en conflictos internos o contra el gobierno, las instituciones o la sociedad en Ecuador.
Por otro lado, Daniel Noboa llegó al poder el pasado 23 de noviembre, por lo que solo lleva un mes y medio en el cargo y no ha tenido tiempo de aplicar los principales puntos de su programa.
Sus propuestas más relevantes, que le valieron el apoyo mayoritario de los ecuatorianos en las urnas, se centraban en la economía y, sobre todo, en la seguridad. Si bien se presentó como un político moderado, lejos de posiciones contundentes como las de Nayib Bukele en El Salvador, sí formuló medidas encaminadas a debilitar a las bandas delictivas.
Prometió impulsar reformas profundas en las cárceles, con un sistema de segmentación que permitiera aislar a los presos más violentos y peligrosos.
Su propuesta más novedosa, que recientemente ha tratado de agilizar, pasa por instalar cárceles flotantes en barcazas para internar a delincuentes peligrosos lejos de la costa e impedir que sigan operando desde prisión.
Noboa también quiere penalizar el consumo de drogas a pequeña escala, crear un sistema de jurados para delitos graves e invertir en avances tecnológicos, como drones y radares, para neutralizar a la delincuencia organizada en vías y fronteras.
Para muchos analistas, las intenciones y propuestas de Noboa son un importante detonante de la respuesta de las bandas.
Por último, el Departamento de Estado de EE.UU. calculó en 2019 que un tercio de la cocaína de Colombia pasa por Ecuador antes de dirigirse a Norteamérica y Europa. En los últimos años el protagonismo de este país fronterizo con Colombia y Perú (ambos importantes productores) en el mercado internacional de esta droga se ha reforzado.
Ese cambio de paradigma se nota en la mayor cantidad de narcóticos decomisados, en el cada vez más habitual descubrimiento de laboratorios y, sobre todo, en el aumento exponencial de la violencia.
Las cada vez más fuertes bandas criminales, entre ellas los Lobos, los Choneros o los Tiguerones, tienen fuertes vínculos con los carteles del narcotráfico.
Los grupos criminales ecuatorianos tradicionalmente operan de manera fragmentada, actuando fundamentalmente como subcontratistas de organizaciones criminales extranjeras, según define el portal especializado InsightCrime.